Retirarse: tirarse dos veces, ¿A dónde? O tirar ¿El qué? ¿O simplemente nos dice esta palabra que nos alejemos de las costumbres diarias?
Retirarse, es bueno y necesario sin tener que tirarse al vacío, ni tirar realmente nada. Nos permite sencillamente retirar el móvil, el ordenador y la actividad cotidiana dejándolos desconectados en casa para dedicarnos a conectar profundamente con nosotros.
Retirarse unos días en pareja, poco retiro puede suponer ya que generalmente permanecemos más pendientes de la compañía que de nosotros mismos. Aunque es bueno practicarlo, no como retiro y si como reencuentro necesario en el compartir en pareja.
Retirarse en grupo, muchas veces supone seguir normas ajenas a las necesidades propias esforzándose en permanecer en silencio y, sin lograrlo realmente.
Retirarse en algún lugar donde los hábitos del entorno rompen la armonía; ruidos, niños, carreteras… suele ser un medio retiro.
Si te decides y te lanzas por fin a vivir unos días de retiro, busca el lugar adecuado, ni lejos, ni cerca, un lugar que te permita en todo momento sentir tus propias necesidades. Las necesidades concretas del momento de tu vida en el que has decidido alejarte. Un lugar sin normas, sin reloj, sin expectativas internas ni externas, armonioso, sencillo, acogedor donde puedas pasear, respirar, meditar…. Un lugar silencioso y especial donde nada te impida ser tu mismo.
Romper el ritmo cotidiano normal y, estresado muchas veces, es necesario para tu salud mental, física, emocional y espiritual.
Escucharte y, dejar de hacer, te permite hacer exactamente lo que necesitas.
Desde la Luz primera, nuestro hogar y origen verdadero, descendemos vida tras vida en un largo viaje para aprender a ser seres humanos en la Tierra. En nuestro origen divino, es decir, en la Luz, no carecemos de nada, todo es perfecto, sencillo y natural, la paz nos envuelve hasta que un día descendemos y nacemos. En el instante que lo decidimos y, nuestra madre está preparada empieza realmente nuestro viaje.
Dejamos la Luz de nuestro origen y frente a nosotros un túnel estrecho y oscuro nos muestra el camino de salida hacía un lugar desconocido.
Es justo en el momento de cruzar el túnel de salida cuando nos enfrentamos al primer miedo, generalmente superado al sentirnos acompañados por el calor humano y la alegría de nuestros padres en nuestro hogar terrenal. Pasaremos muchas aventuras en nuestro viaje, algunas nos parecerán terribles, difíciles de superar y otras en cambio agradables para que podamos superar las anteriores.
Al nacer, aunque sabemos que es un viaje de ida y vuelta y que la Luz divina nos espera en nuestro hogar de origen, se nos olvida que hemos de volver, apegándonos a la vida terrenal.
Cuando ya hemos aprendido lo previsto en nuestro viaje, la vida nos proporciona la circunstancia apropiada para que podamos volver a casa, unas veces después de hacer un largo recorrido, otras nos parece que a mitad de viaje y algunas casi al empezarlo. Por fin de nuevo, nos enfrentamos al último miedo, dejarlo todo atravesando un nuevo túnel oscuro hacia lo desconocido.
Si en el viaje de ida, es comprensible sentir miedo, puesto que dejamos atrás el bienestar total para enfrentarnos al complejo y aparentemente difícil aprendizaje como seres humanos, el viaje de vuelta a nuestro verdadero hogar divino deberíamos vivirlo con gozo y alegría. Una reconfortante vuelta al hogar, un merecido descanso donde recobrar la paz y la armonía.
Las personas que han tenido la experiencia de cruzar el túnel hacia la Luz y volver a la Tierra, expresan que no volverían, tal es el sentir de calma y plenitud que experimentan.
Debemos recordar siempre que todos tenemos billete de ida y vuelta aunque generalmente solo lo recordemos cuando sentimos la dolorosa pérdida de un ser querido. Cuando esto nos ocurra, acompañemos a los seres queridos que nos dejan con la serenidad y seguridad de que los Ángeles les acompañan y ayudan en el viaje de regreso a la Luz, el mejor regalo que podemos desearles.
Y… en la espera de nuestro viaje final, sigamos adelante con el corazón lleno de agradecimiento con el recuerdo de las personas que pudimos amar y volvieron ya a su verdadero origen divino.
“Todo pasa”, pasaron y acabaron los días de celebraciones y fiestas, lo que no pasa, es aceptar nuestro día a día para proseguir adelante confiados y diligentes.
Hay una ópera que habla del paso del tiempo, de las horas y segundos de nuestras vidas ofreciéndonos dignamente la oportunidad de aceptar ese paso del tiempo como una realidad palpable, “El Caballero de la Rosa” de Richard Strauss. Una ópera marcada por el humor y la realidad, la delicadeza y lo vulgar, al fin y al cabo una realidad tan viva hoy como en todas las épocas.
El tiempo sigue imperturbable su camino, es el tiempo del reloj el que puede ser vivido como oportunidad intensa y rica, o como frustración triste y desgarrada, como aceptación o como fracaso.
El tiempo se desliza suave e imperceptible, suave y silencioso, cuando es reflejado en cada relato agradecido del pasado, en cada suspiro de recuerdo sonriente o en cada arruga dibujada con dulzura.
O también, el tiempo se aferra a ti cruelmente y, sin miramiento alguno, te muestra los surcos doloridos de tu historia, lagunas de llanto atrapadas en la piel o soledades obligadas al silencio.
Pero el tiempo no tiene edad, se la damos nosotros, ni corre ni descansa, ni te atrapa ni te olvida.
Si no hay una mirada crítica del pasado, si no hay dolor o rabia por lo vivido, el tiempo se transforma en VIDA y la vida te permite sentir intensamente. Si la vives con confianza y alegría aceptando sus naturales cambios, la sensación es siempre gratificante.
Es mejor que pongas un marcapasos al tiempo de tu vida para empezar este inicio de año, con la misma fuerza y alegría, con la misma confianza y seguridad que cuando sentías comerte el mundo, capaz de lograr tus sueños.
¡Ánimo! Merece la pena.
Se acerca el fin de año, 365 días movidos, inquietos, a veces alborotados y otros cálidos y regenerantes. 365 días que hemos dado forma con nuestra actitud muchas veces inconsciente. Es bueno hacer balance estos últimos días del año para recordar, descubrir y proseguir adecuadamente. Recordar el proceso a los largo de los meses, descubrir los logros y también aquello que llamamos fracasos o decepciones para poder proseguir así con fuerza, valor y paciencia en nuestros propósitos.
Cuando el propósito principal surge de lo profundo del corazón, las acciones del día a día serán acompañadas y protegidas por nuestra mejor compañía invisible, aportándonos las comprensiones necesarias. La serenidad nos reconfortará y la alegría nos dará impulso para proseguir aun sin entender muchas veces nuestro caminar.
Para iniciar el año en armonía sería recomendable que estemos serenos, alegres y atentos. Las 12 uvas representan los 12 meses del año y es bueno hacerlo despacito, saboreando cada grano y sobre todo a nuestro ritmo, sin atragantarnos ni comerlas a borbotones.
El ritmo de tu vida lo marcas tú, la vida se encarga de poner horarios, conceptos y normas que hemos de respetar pero la actitud ante esas pautas es nuestra y podemos disfrutar el sabor de cada grano de uva a nuestro ritmo, sin prisa y sin pausa pero sin que haya presión por correr en alcanzar lo que todos hacen inconscientemente. De esa forma daremos vida a 12 meses más conscientes, más nuestros, más cercanos a nuestro sentir hondo.
Si además, anotas al final de cada jornada de los 12 primeros días lo que hiciste y como lo hiciste, podrás comprobar a lo largo del año la relación e influencia que cada día tiene en relación al mes que le corresponda.
“Desde el silencio descienden y nos inundan de serenidad”
Sin tema, sin expectativa, sin pretender ni controlar, continúan surgiendo los Ángeles entre los colores y la tela. Siguen manifestándose despacito, en silencio dulce, recordándome que Ellos siguen ahí guiando mi caminar. Su sonido es un murmullo en diferentes tonos profundos que hablan al oído del que está dispuesto a escuchar. Los años pasan, la vida sigue su curso y Ellos siguen, aun sin ser vistos ni recordados, me recuerdan suavecito que debo seguir firme y alegre, perseverante y humilde más allá de opiniones, palabras, tendencias, circunstancias o demás ruidos que la vida ofrece. No hay tiempo que perder, ni tiempo para derrochar, no hay tiempo ya para querer entender y sí para aceptar. La acción adecuada siempre apunto nos indica detenernos atentos o, actuar atentos. La pintura y el color marcan mis pasos y dejo que sean Ellos los que guíen mis manos, colores y formas. Son Ellos junto con los Devas los que dan forma a todo lo conocido; pensamientos, objetos, sentimientos… para que sigamos acercándonos a la misteriosa esencia profunda que no tiene forma concreta.
Casi invisibles nos acompañan, protegen e instruyen en nuestras vidas, sanan el planeta y preservan nuestros espacios vitales, disfrutemos de Ellos más que nunca.
¡Feliz Navidad 2015!
¡Feliz Navidad 2015!
Os deseo unos días especiales llenos de Ternura, Comprensión y Descanso y un Año 2016 lleno de toda la Fuerza, la Luz y el Amor en el reencuentro de nuestro Propósito de Vida. Que la Entrega, la Fe y la Alegría nos acompañe en los intentos diarios.
Con todo mi amor y agradecimiento,
Un beso y abrazo grandes.
Marta
Una mirada nueva de la ciudad que fue mía un tiempo se desliza y siento que hoy, ya no lo es, quedan solo recuerdos si los busco y, reclamo puntualmente.
Sus áridas tierras se transformaron hace ya años en azul horizonte de mar.
Las calles con niebla y viento dejan atrás páginas sueltas de historias borrosas, historias olvidadas en el mismo instante en el que ocurrían.
La vida transcurre a veces silenciosa y otras a borbotones intensos las bebo.
Todo es nuevo si me desnudo cada día de archivos aprendidos.
Todo es nuevo si no espero nada llenándome en cada instante para proseguir confiadamente,
Y hoy empiezo a descubrirla de nuevo.