Marta Cabeza Villanueva

Mientras dejaba que los colores y formas se manifestaran, mientras disfrutaba pintando, sin pensar por supuesto, escuchaba la voz de Emilio Carrillo ya que recientemente me habían hablado de él y tenía un libro suyo en mis manos.

Fue agradable escucharlo por los temas que desgranaba con claridad y sabiduría, sus profundas palabras contestando preguntas que le formulaban en una conferencia me llevaron a recordar, mejor dicho me hicieron recordarme a mí misma una y mil veces. Me sonreí cuando le escuché explicar que él no quería ayudar a nadie y recordé cuantas veces dije y sigo diciendo que yo no me levanto por las mañanas para ayudar a nadie y sí para ayudarme a mí misma. Si algunas personas sienten que lo que hago les sirve de ayuda, bien, pero si no les sirve, bien también, sin que eso detenga el caminar diario. Coincidí con su comentario del afán de ayuda de una gran mayoría de personas, que muchas veces puede ser más interrupción que ayuda.

Cuanta sintonía en sus respuestas, cuantas palabras similares y repetidas por mi desde hace ya más de veinte años. Impartí conferencias muchos años en una librería de Barcelona, en principio con tema concreto y más tarde contestando preguntas que escribían en cartulinas de colores ya que había comprendido que lo importante era dejar que expresasen sus inquietudes sin prever nada, y entonces ¿Porque poner títulos o buscar temas concretos si no sabía que buscaban las personas que acudían? Que bien haberlo hecho, que bien que lo haga Emilio Carrillo.

Me gustó oír reflexiones sobre los alimentos y su actitud flexible ante los hábitos de la vida cotidiana, sobre el entusiasmo cuyo significado en griego quiere decir Dios en mí, Dios en ti, sobre la diferente forma de amar cambiante en una sociedad que ha de despertar y aprender a AMAR en letras mayúsculas, y que por lo tanto todas las relaciones están en proceso de cambio.

Me reafirmé sintiendo que ya somos muchos los que vivimos disfrutando haciendo aquello que amamos en lugar de “debo y quiero”. Vivimos haciendo aquello que sentimos, en lugar de lo que “se debería hacer”. Vivir con una actitud de entrega absoluta al sentir hondo del corazón allí donde te lleve te hace sentir libertad aunque muchas veces puedes creer que vas contra corriente. El ser humano ha olvidado ser niño, hacer aquellas cosas que siempre le gustó hacer, y hacerlas simplemente porque te permite disfrutar, sin pensar en dinero, normas establecidas, el qué dirán, los miedos, los esquemas adquiridos…etc.

Es decir, el ser humano olvidó crear su vida disfrutando de sus cualidades o dones y hoy es necesario despertarlas, practicarlas y disfrutarlas si queremos “vivir”, si queremos permanecer vivos creando conscientemente nuestra vida y que ésta tenga sentido, sea plena y llena de gratitud.

Sería recomendable borrar de nuestro vocabulario debo y quiero, los dos verbos pertenecen a la mente concreta y razonadora, a la personalidad o ego. Practicar nuestras cualidades nos permite encontrar nuestro recorrido, nos permite escuchar el corazón ya que al disfrutar no pensamos, no tenemos miedos, no sentimos culpas. Si disfrutamos nos sentimos en armonía, en paz. Y cuando uno actúa así no carece de nada, la vida le proporciona todo aquello que necesita en su caminar.
Doy gracias por haber tenido la claridad un día y practicarlo todos los días.

Las imágenes son como imanes, se quedan grabadas en nuestra mente tanto si sus frecuencias son bellas o por el contrario son negativas.

En principio la imagen que os muestro me sirve para reivindicar mi primer apellido en singular, Cabeza. Este me ayudó a tomar conciencia de la importancia de las palabras por su contenido, todas están impregnadas de un saber que nos puede aportar comprensiones diferentes según su vínculo junto a otras palabras o según nuestra disposición a comprender más que a entender. Cabeza, en mi caso, me aportaba la reflexión para aprender a mantenerla quieta en lugar de dejarla cabalgar dispersa llevándome por caminos equivocados. Su mensaje fue claro: no dejes que tu cabeza te domine, arrastre y destruya y así lo hice para practicar con ella la creatividad unida al sentir y a la acción.

Una vez reivindicado mi primer apellido masculino, terrenal y de acción, el link que os envío si dais a la imagen os llevará, si lo escucháis, a un programa donde se habla libremente sobre las palabras escritas y la importancia de estas sobre los lectores.

La palabra si surge del corazón nos permite sentir e incluso nos puede llenar de frecuencias elevadas que despierten nuestra consciencia, en cambio, si surgen de la mente nos permiten almacenar datos, viajar en breves instantes, descubrir hechos relevantes y también evadirnos por un tiempo. Elegir nuestra lectura es tarea seria e importante ya que nuestro tiempo terrenal lo es y se debe utilizar todo lo más conscientemente que podamos, sin desperdiciarlo.

Las palabras escritas, habladas o simplemente pensadas nos permiten expresarnos, compartir, descubrirnos ante los demás y sobre todo nos permiten conocer nuestro contenido interno, un sentir interno que debe ser el mismo cuando lo manifestamos. De esa forma somos consecuentes en nuestra vida, es decir auténticos. Actitud que nos llevará a permanecer en armonía atrayendo también lo auténtico en nuestro entorno.

Tomar decisiones parece difícil
aunque lo que más cuesta es mantenerse en ellas.
Cuantas veces sentimos en lo más profundo ¡esto no funciona¡
Cuántas veces sentimos ¡ya no puedo más¡

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Y cuantas veces nuestra mente nos arrastra a desistir en lugar de perseverar en lo que sentimos, en lugar de aceptar esa otra realidad, la del corazón.

No tenemos costumbre de escuchar el corazón y, si lo escuchamos, es tan suave y endeble la escucha que automáticamente se borra para dar paso a pensamientos alborotados que nos arrastran al miedo.

Se dice que la mayor causa de enfermedades en el mundo es el miedo, se sabe, que también es la causa de sufrimientos, tristezas, rabias y enfados, de frustraciones y desencuentros, es la causa que nos impide creer en nosotros mismos, en los demás y en la vida toda.

El miedo frena, encoje, corta la libertad, arranca sueños, desencadena tormentas emocionales, destapa la tristeza y desgasta la vida.

Y si lo sabemos ¿Por qué dejamos que nos inunde? ¿Porque no escucharlo para saber que es realmente lo que nos dice? Si escuchamos nuestros miedos y los conocemos tenemos a nuestro alcance comprender que es lo que debemos hacer y cómo debemos actuar. Por ejemplo si tenemos miedo a estar solos, podemos comprender que eso es precisamente lo que debemos hacer, atrevernos a vivir solos, si por el contrario tenemos miedo a compartir ya sabemos que debemos atrevernos a vivir con otra o más personas.

El miedo es un aliado que nos indica siempre lo que podemos hacer para aprender y ser felices, tan solo hay que escucharlo y saber interpretarlo. Cuando eres capaz de vencer un miedo te sientes más fuerte, más capaz, más tú mismo y esa seguridad te aporta confianza y felicidad, tu autoestima crece y se refuerza.

¿Dónde está entonces la clave para decidir y mantenerse en la decisión tomada? Actuar de inmediato ante lo que sentimos, la acción ha de llegar de inmediato. Debemos recordar que el corazón nunca se equivoca ya que en él se encuentra nuestro proyecto de vida y cuando sabemos lo que debemos hacer, la acción ha de ser rápida. Si no actuamos con rapidez y confianza ponemos en peligro un buen resultado además de impedir sentirnos en paz sabiendo que hicimos lo adecuado y hemos sido capaces.

Ante una decisión tomada desde el corazón, el Universo entero se pone en marcha para ofrecerte lo que necesitas para lograrlo, te pone delante siempre todos los pasos necesarios para que logres tus objetivos y,… mucho más, que no podrías ni haber imaginado.

Es bueno y necesario tomar decisiones y mantenerse en ellas, toma las tuyas y descubrirás nuevos caminos que a través del miedo eras incapaz de ver.

La lluvia persistente ha peinado los girasoles del
jardín, lentamente al final del verano fueron inclinándose hacia dentro. Poco a
poco dejaron de buscar fuera y comenzaron a mirarse cada uno a sí mismo, sin
observar su entorno, sin buscar ya nada. Quietos, solo mecidos por algún viento
sorpresa, se dejaban acompañar por algunas hormigas trabajadoras y persistentes
que seguían subiendo y bajando por su tronco recto y alto.

 

Sabían que llegaba el momento del recogimiento y
se dejaron caer suavemente, con la humildad del que sabe mirar hacia abajo y en
silencio.

 

El otoño de pronto los ha desnudado, sus hojas y
pétalos han caído y su proceso llega casi al final. Un tiempo de reposo,
recogimiento paciente en la espera de entregar el fruto.

 

Continúan estando bellos en su desnudez, ya nos es
tiempo de lucirse, lo saben, tan solo esperar y entregar lo mejor de sí mismos.
Cada estrella a dado forma a una pipa, alimento que nos ofrecerá cuando llegue
su momento.

 

Los he acompañado al interior cuidando que la
lluvia no les haga perder su fuerza, agradeciéndoles su precioso y sorprendente
proceso.

 

Es tiempo de recogimiento también para nosotros,
los que vivimos en el hemisferio norte, tiempo para continuar con paciencia en
nuestros procesos personales.

 

Ver caer las pipas, saborearlas y compartirlas
será como sentir nuestros propios logros a lo largo de estos meses venideros. Podremos
sentir su energía sintiendo el calor del sol guardado en su memoria mecido en
nuestro interior.

 

Guardemos bien nuestro calor del corazón, protejámoslo
así podremos disfrutarlo y compartirlo.

 

Un regalo total, un agradecimiento a la vida y… a las personas amigas.

Bellísima puesta en escena, bellísimas voces y bellísimo resultado a través de diferentes lenguajes creativos artísticos unidos por la ópera. Un resultado diferente, original y actual para disfrutar de La Flauta Mágica” de Mozart en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

Os la puedo recomendar ya que del 12 al 17 de septiembre vuelven a representarla. Un gusto disfrutarla, un agradecimiento no solo por la belleza sino también por su mensaje: como vencer las pruebas en el camino hacia la Verdad.

Vídeo La Flauta mágica

Gracias por este regalo que la amistad me ofreció y la vida me permitió.

Como poner palabras ante acontecimientos que no tienen justificación, ante situaciones que una y otra vez sobrepasan cualquier razón entendible. Las palabras se quedan mudas, paralizadas entre incomprensión e impotencia. Las palabras buscan disfrazarse de impulso para poder gritar Basta!!!! No saben cómo agruparse, no pueden beber viento para sobrevolar montañas, valles y ciudades, se preguntan cómo inundar silenciosamente infinitos corazones dolidos y desconcertados, hambrientos de comprensión. La palabra se vuelve indefensa y pide auxilio entre bloques de piedra destruidos, gritos contenidos y llanto desolador.

No puede seguir sola, necesita pies para actuar, necesita brazos para avanzar, necesita millones de corazones fundidos en un único clamor de libertad y paz.

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Necesita la fuerza de la Luz a través del color, en el silencio de azul reflexión, en el diálogo violeta de cambio, en la solidaridad de puertas abiertas verdes, en mil pétalos de ternura rosa, en sonrisas de verde compasión infinita, en amarillo tolerancia 100, en la empatía de las miradas azul turquesa, fuerza y valor para volver a confiar y poder crear nuevas palabras cargadas de esperanza y alegría naranja.

Hay que dibujar y componer nuevas palabras, dar forma a pensamientos repletos de mil aromas multicolores donde la Luz repose y se expanda, donde pueda filtrarse profundamente en la respiración y aspiración de los corazones hambrientos de Paz, Verdad y Ternura.

Acabo de participar en la Universidad de la Rioja sobre el tema “Perspectivas sobre la violencia de género”

“El Arte Humaniza, eres imprescindible, pide ayuda”

Ver vídeo.

Violencia de género, violencia humana o Universal.

¿No sería preferible hablar de igualdad de derechos entre el hombre y la mujer que insistir en violencia de género?

La palabra derechos nos recuerda una actitud, el hecho de permanecer en pie, derechos, en actitud digna, respetando nuestro lugar, reclamándolo si es necesario y tantas veces sean necesarias.

Cuando llega el mensaje de violencia de género todos sabemos de qué se trata, en cambio si leemos igualdad de derechos cuesta más llegar al tema real, es muy amplio y gran parte de la sociedad ha olvidado cuales son los derechos de todo ser humano. En mi opinión se debería insistir más en hablar sobre derechos de igualdad sin alimentar la palabra violencia tantas y tantas veces promocionada, publicada, expresada, alimentada…

Está claro que hombres y mujeres no somos iguales pero en derechos humanos sí, desde el momento en el que nacemos, excepto en algunas culturas en las que la mujer es todavía de segunda clase.

El derecho con sus leyes lo defiende, la Constitución los describe, las asociaciones acogen, los hospitales ayudan… pero la realidad es que no funciona también como se desearía, el hombre siglo tras siglo, tiene prioridad ante la mujer e incluso las leyes reaccionan con mayor condescendencia. Algo ha mejorado aunque muy despacio, la prueba está en las dificultades con las que se encuentran muchas mujeres maltratadas ante los organismos oficiales; sanitarios, sociales, jurídicos, psíquicos e incluso en la parte humana familiar.

¿Por qué tanta sensibilización en este momento en el que vivimos? ¿Será para tomar una nueva consciencia, una nueva actitud más real, positiva y eficaz? Todos hemos sufrido más o menos violencia y también hemos formado parte de ella, física o psicológicamente. Y cuando digo todos, es hombres y mujeres y, de todos depende el cambio que esperamos. Hay que dejar de mirar fuera, juzgar, criticar y provocar más violencia, tenemos que romper las propias barreras personales para que el sistema patriarcal en el que vivimos pueda mejorar e incluso transformarse. Lo que nos ocurre es consecuencia de nosotros, de nosotros mismos y, aunque es difícil aceptar que uno es responsable de sus circunstancias y que no es el mundo el que está contra mí, se puede alcanzar la comprensión y la transformación si somos capaces de reconocernos tal cual somos, es decir mirándonos sin máscaras ni disfraces.

Los valores de la sociedad no cambian tan deprisa como nos gustaría aunque las mujeres empoderadas y despiertas van avanzando y van sembrando los cambios. “Es mejor ser una naranja entera que media naranja”. Kate Bolick. La Vanguardia 5/7/2016.

La violencia está enraizada en emociones bloqueadas y encerradas en el olvido de la memoria celular desde nuestro aprendizaje de niños, se esconde en el silencio mudo, en el golpe incontrolado se manifiesta en las palabras crueles y desconsideradas, se alimenta en la necesidad del ego para tener la razón o en la claudicación de no valorarse.

No me gusta la palabra violencia de género conlleva violación, acción de violar y me impulsa a recordar la violencia de la humanidad siglo tras siglo, me transporta a una realidad alimentada por el miedo, una humanidad que no quiere reconocerla en su propia persona. Me define que parte de la humanidad está encerrada en su propia cárcel, me obliga a sentir que hay un camino muy largo por recorrer y sobre todo no me gusta porque me recuerda que no basta con hablar que hay que actuar cada día en ese camino, en esa voluntad de cambio tan necesaria y urgente.

Hoy día hay muchos caminos para lograr la reconciliación; opciones psicoterapéuticas, creativas, artísticas, médicas, educativas… Realmente hoy es un momento excepcional para lograrlo, un tiempo favorable para esa transformación si todos vamos a ella, si todos colaboramos tanto en nuestro propio proceso personal como en nuestro lugar profesional, hombres y mujeres.

Todos podemos actuar mejorando nuestra actitud personal aportando también la ayuda o colaboración allí donde nos corresponda, no olvidemos que formamos parte de esta lacra de la sociedad y todos debemos aportar nuestro granito de arena para erradicarla.

Decía Albert Camùs “Sin cultura, sin la relativa libertad que comporta, la sociedad, aunque funcione, es una jungla”.

donde quedan los derechos...

Aunque nos parezca mentira es evidente que ya es una realidad, o, se desconozca, vivimos en una jungla. No solo es un problema económico, de fondo siento que procede de la falta de interés cultural, de la falta de valorar el enriquecimiento de las personas que forman la sociedad. Parece mentira que las fuerzas que manejan y “dicen que nos dirigen” no se detengan a pensar que España en el sector cultural emplea a medio millón de personas generando el 3,5 del PIB.

Prohibir que los creadores; escritores, músicos, pintores, escultores, actores, traductores, diseñadores etc. llegados a la edad de 65 años no puedan recibir sus derechos de autor bajo pena de dejar de percibir la jubilación mínima establecida por la ley, es inmoral. Estas personas han entregado su saber a la sociedad, trabajando por cierto muchas horas, bajo una opinión general de ¡qué bien vives!, desconociendo que en su mayoría no han  podido almacenar bienes como herencia familiar.

El creador a esa edad está en plenas facultades y debe seguir ofreciendo su experiencia, su visión y sabiduría.

Se ha generado un gran cambio en estos últimos 10 años y la sociedad ha elegido pasar el rato y entretenerse antes que conocerse, enriquecerse y ser mejor persona. La conquista virtual diaria ha ganado la batalla, y realmente es una batalla donde hay que volver a rezar y tener fe para poder estar al día y a salvo.

Hoy editar es otra cruda realidad, los grandes y recientes cambios tecnológicos han cambiado de hábitos a la sociedad y el papel-libro, pierde  fuerza corriendo peligro.

“CEDRO”, Centro Español de Derechos reprográficos, una asociación sin ánimo de lucro de autores y editores… se ocupa desde 1988 de represar y defender los legítimos intereses de autores y editores… debemos apoyar de la manera en que todos podamos, los valores  que defienden: eficiencia, transparencia y responsabilidad.

Hay que tomar consciencia estemos o no implicados como creadores, se ha de apoyar y reclamar un derecho al que todos nos pertenece y nos enriquece. No sólo a lectores, escritores, libreros, editores y distribuidores sino a todo el mundo cultural; teatros, galerías, museos, conciertos… a todos los creadores de este país para que sigamos adelante sin tener que callar o morir de hambre.

Todos debemos reclamar los derechos humanos mínimos que nos permitan una vida digna.

Callar ya no sirve, saber tampoco, hay que actuar y reclamar, cada cual donde nos corresponda.

Hace unos días celebramos en Barcelona la fiesta de Sant Jordi, una jornada para enriquecerse y dialogar. Todos los días debían tener el espíritu de Sant Jordi, las personas responden a lo que se les ofrece.

Sant Jordi 2016

Por fin Sant Jordi. Este año nos permite disfrutarlo con más tiempo ya que es Sábado, y esperemos con un sol brillante de primavera.

Este año como el anterior nos podréis encontrar en Passeig de Gràcia 87 (esq. Provença), un lugar espacioso y bonito desde donde podemos ver de cerca el edificio de La Pedrera y disfrutar de las formas que soñó un día Gaudí.

Nos alegraremos de que vengáis a vernos, saludarnos y celebrar un Sant Jordi en el que debemos todos colaborar más que nunca en potenciar la cultura de la lectura y de la belleza. El mundo editorial no sólo lo necesita, lo grita en silencio y los escritores y creadores estamos luchando para que se nos reconozca la labor intelectual y humana, ya que en estos momentos no parece ser demasiado importante y la sociedad lo necesita también más que nunca.

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A menudo repaso la programación del Liceo y me anoto posibilidades que encajen en mi agenda. Esta temporada tenía anotadas diferentes fechas de la última ópera del Anillo de los Nibelungos ya que la Valquiria, en la temporada última, me dejó muy bellos recuerdos. La ópera, de vez en cuando me carga las pilas, me permite comprender la vida a través de la música, las voces, el lugar, la luz, la escenografía… sin duda alguna es la fuerza del arte la que me llena.

Esta semana se acababan las posibilidades para ver la representación de esta ópera y de pronto me llegó un regalo inesperado, un entrada buenísima, en un día que sí podía asistir, así que sin dudarlo me permití volver a disfrutar de más de cinco horas de Wagner en “El Ocaso de los dioses”. Historia que narra la lucha constante de la humanidad, en la que por desgracia sigue venciendo la avaricia, el poder y el egoísmo, un estudio profundo de la sociedad de ayer y de hoy.

El AMOR, más allá de traiciones, odios, engaños, hechizos, batallas… siempre vence, Wagner en su época apostó por un final en el que, aunque se pierdan cosas por el camino… el amor vence. Creo y quiero seguir creyendo que así sigue siendo en lo más hondo de los corazones y apuesto porque pueda perdurar siempre.

En los rincones más escondidos de todo ser humano se esconden emociones, sino violentas, sí desarraigadas o destructivas, sin embargo también habitan sentimientos puros y sinceros llenos de inocencia, valores incalculables cuando se muestran y se comparten.

Iréne Theorin en la voz de Brunilda me emocionó de nuevo, los diálogos al padre como mujer, sacerdotisa e hija en la Valquiria, fueron extraordinarios. Aquí, en el Ocaso de los dioses, sus diálogos desgarrados de dolor al sentirse terriblemente traicionada por Sigfrido se unieron a los más elevados de amor puro y comprometido entregándole hasta el último suspiro del corazón.

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Liceu Opera Barcelona

Sí, el amor, en todas sus manifestaciones es la fuerza más grande que posee el ser humano, el arte lo muestra una vez más.

El corazón no piensa, sólo siente y mejor que siga siendo así hoy, mañana y siempre.

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