Las imágenes son como imanes, se quedan grabadas en nuestra mente tanto si sus frecuencias son bellas o por el contrario son negativas.
En principio la imagen que os muestro me sirve para reivindicar mi primer apellido en singular, Cabeza. Este me ayudó a tomar conciencia de la importancia de las palabras por su contenido, todas están impregnadas de un saber que nos puede aportar comprensiones diferentes según su vínculo junto a otras palabras o según nuestra disposición a comprender más que a entender. Cabeza, en mi caso, me aportaba la reflexión para aprender a mantenerla quieta en lugar de dejarla cabalgar dispersa llevándome por caminos equivocados. Su mensaje fue claro: no dejes que tu cabeza te domine, arrastre y destruya y así lo hice para practicar con ella la creatividad unida al sentir y a la acción.
Una vez reivindicado mi primer apellido masculino, terrenal y de acción, el link que os envío si dais a la imagen os llevará, si lo escucháis, a un programa donde se habla libremente sobre las palabras escritas y la importancia de estas sobre los lectores.
La palabra si surge del corazón nos permite sentir e incluso nos puede llenar de frecuencias elevadas que despierten nuestra consciencia, en cambio, si surgen de la mente nos permiten almacenar datos, viajar en breves instantes, descubrir hechos relevantes y también evadirnos por un tiempo. Elegir nuestra lectura es tarea seria e importante ya que nuestro tiempo terrenal lo es y se debe utilizar todo lo más conscientemente que podamos, sin desperdiciarlo.
Las palabras escritas, habladas o simplemente pensadas nos permiten expresarnos, compartir, descubrirnos ante los demás y sobre todo nos permiten conocer nuestro contenido interno, un sentir interno que debe ser el mismo cuando lo manifestamos. De esa forma somos consecuentes en nuestra vida, es decir auténticos. Actitud que nos llevará a permanecer en armonía atrayendo también lo auténtico en nuestro entorno.