La vida nos invita a fluir dejándonos llevar en la armonía de un
ritmo adecuado a cada uno de nosotros. Cada persona tiene diferentes vibraciones
y matices de color que ha de descubrir, aceptar y potenciar para no perderse en
las pruebas que la vida le ofrece durante la experiencia que llamamos vida.
Los matices de color no son más que cascadas,
surtidores o chorritos de la fuente original de la luz. Fuente que nos permite
beber de ella y nos ofrece todos los colores, matices y tonalidades adecuadas a
cada uno de nosotros para poder reconfortarnos o saciarnos y seguir en el
camino de aprendizaje evolutivo.
surtidores o chorritos de la fuente original de la luz. Fuente que nos permite
beber de ella y nos ofrece todos los colores, matices y tonalidades adecuadas a
cada uno de nosotros para poder reconfortarnos o saciarnos y seguir en el
camino de aprendizaje evolutivo.

tan sólo hemos de permanecer atentos y dispuestos a beberla, es decir, disfrutar
de todo aquello que la vida nos ofrece en el silencio interno de nuestra propia
luz: color fuerza-tierra, color discernimiento-aire, color amor-fuego, color
sentimiento-agua.

devastadores de nosotros mismos y de la vida en sí y por supuesto de la humanidad.
Si en cambio la bebemos en cada paso, se transforma en apoyo, fuerza, alegría,
comprensión, confianza… todo aquello que necesitamos para continuar con fuerza
y confianza nuestro caminar diario.
Tener a nuestro alcance esa fuente-LUZ a través
de su color en sus millones de matices, tonalidades y vibraciones, nos permite
nutrirnos diariamente para evolucionar y discurrir por la vida, en armonía.
de su color en sus millones de matices, tonalidades y vibraciones, nos permite
nutrirnos diariamente para evolucionar y discurrir por la vida, en armonía.