Luz y sombra, una amistad inseparable
Vivimos momentos especiales de frecuencia muy alta, tiempo en el que podemos transformar nuestra sombra en nueva vibración, nueva energía y abrir nuevos caminos. Para ello debemos permanecer muy atentos, abrazar y aceptar nuestra sombra de la misma forma que debemos reconocer nuestra luz.
Nuestra sombra generalmente nos lleva al pasado, y otras muchas veces al futuro, nos arrastra a nuestros miedos y culpas y también a la herencia aprendida de muchas generaciones.
En el momento en el que descubrimos y aceptamos nuestra propia sombra, empezamos a ser conscientes realmente de como actuamos, pensamos y sentimos. Precisamente en esos momentos nuestra consciencia nos invita a cambiar, dejar atrás viejos hábitos, creencias o sentimientos caducos, invitándonos a vaciar, soltar y trascenderlos con tolerancia, cortarlos de raíz, pero con suavidad y precisión.
De la misma forma que el trigo entrega su energía incondicionalmente como alimento para el hombre, nosotros podemos encontrar nuestra propia cosecha soltando lo que ya no nos sirve ni alimenta, todo aquello en lo que ya realmente no creemos. Al soltar las emociones caducas, se nos muestra un nuevo camino donde sembrar nuevas experiencias individuales y disfrutar de la cosecha de lo aprendido. Los errores aprendidos son grandes pasos que nos llevan a lo nuevo y a esto se le llama evolucionar, nos permite trascender lo aprendido, agradecer lo enseñado y valientemente poner en práctica nuestro propio camino. Estos cambios junto a esta experiencia nueva, no solo nos aportan un proceso de aprendizaje y evolución personal sino que también se muestra como una oportunidad para nuestras propias familias, abriéndoles también una puerta para que ellos puedan dar un paso más en su proceso individual.
Es importante que nos reunamos, que compartamos con aquellas personas que como nosotros se atreven a romper esquemas generacionales, actitudes inamovibles generadas por el miedo. Y es importante, porque no solo vencemos nuestros miedos y tabús sino que mostramos los cambios como otra realidad diferente que mejora la vida personal y social. Somos un ejemplo experimentado y practicado para aquellos que nos siguen en edad o nos acompañan en la vida cotidiana, nuestros pasos son importantes, seamos conscientes y responsables de ellos.
Si los cambios se proyectan despreciando a lo aprendido o, sintiendo rencor hacia aquellos progenitores por no habernos allanado el camino, será difícil que nuestro ejemplo sirva, sea efectivo y válido.
Debemos recordar que somos nosotros mismos los que antes de nacer elegimos a nuestros padres como maestros y un maestro no hace los deberes del alumno ni deja de insistir en lo que cree que debe aprender. De igual forma nuestros padres como nos aman, inconscientemente nos transmiten sus miedos porque quieren evitarnos los tropiezos que ellos tuvieron en su experiencia. Nosotros debemos saber leer entre líneas y aceptar que son solo sus miedos y no los nuestros, recordando también que si los elegimos como maestros es para aprender de ellos, y aprender de ellos no significa repetir sus errores ni hacer todo lo contrario. Debemos mejorar lo que ellos no fueron capaces de hacer por mil circunstancias comprensibles y razonables.
Si el corazón se alegra y es compasivo, nosotros como buenos alumnos podemos aprender de ellos aceptando que tenemos la capacidad para hacerlo, es decir, que podemos vencer los miedos que ellos no superaron en la vida y mostrarles que se puede vivir desde la confianza, desde el sentir que llevamos dentro ya que todos somos diferentes, con un camino por recorrer diferente al suyo. Cuando leemos entre líneas y nos atrevernos a ser consecuentes con lo que sentimos, por encima de miedos y creencias de nuestros maestros o padres, comprenderemos que es gracias a ellos que hemos podido superar los miedos y avanzar para lograr encontrar esa paz y ese camino que tiene sentido en la vida, el nuestro.