Luz y sombra

La Luz incansable en su estado puro es permanente, nos permite desvanecer las
sombras, que también son nuestra realidad presente, mostrándonos el aprendizaje
en nuestro proceso evolutivo a través del Color.

La Luz – Color responde a nuestras realidades, se encuentra allí donde la
necesitamos. Siempre dispuesta a mostrarse al ser que es capaz de mirar más
allá de lo conocido, aquel que se atreve a sentir con una mente quieta, aquel
que busca y encuentra, aquel que sabe disfrutar de los instantes únicos.
Nos acompaña en todo lo que tiene forma y en lo que no podemos describir o explicar
con forma concreta: amor, sabiduría, discernimiento, alegría, paz… es decir,
dentro de nosotros y fuera, a través de todo lo que nos rodea en cada matiz de
color, en cada rincón, en cada silencio, en cada palabra o detalle
insignificante de una forma sencilla y rápida.
Noche y día no se cansa de protegernos, nos baña y sana en humilde y perseverante
silencio.
La oscuridad es estridente, genera ruidos
molestos, se propaga, inunda, inquieta y te siembra dudas. A borbotones se
expande llamando la atención con gritos desarmónicos que crean miedo y tensión.
Si no estamos atentos, la sombra de la oscuridad nos envuelve  y nos arrastra
al vacio de la nada.
La luz – Color en cambio es silenciosa, brilla
en la oscuridad con sonidos y frecuencias-color especiales, llenándonos con
suavidad la mente para impulsar el corazón. Silenciosa y profunda no discute ni
se enfrenta, no grita ni demuestra, tan solo cuando nos abrimos a ella, se
desliza para entregarnos su fuerza y claridad. ¡Posee tal fuerza¡ que es capaz
de quemar y trasmutar todas aquellas emociones que nuestra personalidad anida y
se resiste a cambiar.
Tan solo espera nuestra entrega, nuestra súplica
y abertura para recibirla. Sin llamar la atención nos cubre con su manto de
estrellas para poder continuar el aprendizaje por el camino de vuelta al
origen.
La oscuridad tiene muchas caras, se disfraza muchas
veces con envoltura dorada para rodearnos y nos vende falsos mensajes incubados
en la mentira y el egoísmo humano.
La luz –Color siempre espera que sepamos
discernir y elegir el camino adecuado, confía en nosotros ciegamente y aunque
caigamos en el vacío de la oscuridad se acerca para mostrarnos salidas rápidas
donde poder volver a nuestra serenidad. Pero como no grita ni alardea, debemos
de permanecer atentos y así descubrir sus mensajes y ayudas.
Si la mente esta quieta el corazón siente, escucha, comprende, decide, guía la acción
inmediata y nos permite permanecer en serenidad.
Es tan fácil como pedir su ayuda y ser humildes
en reconocer nuestro despiste para empezar de nuevo el intento de permanecer
atentos.

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