La muerte – Luz o miedo

Nos cuesta hablar de la muerte aun sabiendo que
un día, conscientes o no, llegará. 

Nos planteamos muchas veces ¿Por qué evitamos
hablar de ella?

La naturaleza humana por mucho que intente ser
consciente, raramente permanece en presente. Generalmente y continuamente se
vive en futuro y, pensar en el mañana, nos inunda de miedos. Los miedos son la
enfermedad más grave de este siglo, muchas veces son inconscientes creados por
nosotros mismos y aumentados por la enorme manipulación social que busca
influir y manipular al ciudadano para atraerlo a sus intereses y beneficios.

Si por el contrario no te dejas inundar de
miedos ajenos e intentas permanecer atento en el instante presente surge una
nueva pregunta,  ¿cómo se puede ser
consciente de la muerte estando vivo en el aquí y el ahora? Sintiéndonos unidos
al todo.

Cuando vivimos el presente nos hacemos uno con
la vida,  con el mundo interior, con el
mundo que nos envuelve, con las personas, con los otros reinos inferiores…. La
muerte no existe tal como la llamamos o la identificamos, tan solo es un estado
diferente al que conocemos habitualmente en nuestra vida cotidiana.

Es la ignorancia la que nos lleva al miedo, es
el desconocimiento el que nos arrastra al miedo, es la falta de recuerdos de
esos momentos, que tantas y tantas vidas ya hemos experimentado, la que nos
empuja hacia el miedo, es la falta de
escucha interior la que nos inunda de miedo
.

“Miedo” la palabra clave de estos tiempos, nada
tiene solución, nada se puede resolver, nada puede cambiar, nada de nada se puede lograr con miedo,
nada de nada. Miedo significa
paralización total, negación, oscuridad, sombra, desequilibrio, dudas,
incertidumbre, pérdida de identidad….

El miedo tan solo es importancia personal.

Para confiar, creer, dejarnos fluir, aceptar la
vida y sus circunstancias,  para abrirnos
a lo nuevo y desconocido solo hay un camino, permanecer en la atención clara y
profunda del presente. Único instante en donde sucede todo, donde somos
conscientes penetrando en lo nuevo y abstracto. El futuro será mañana presente
y, el ayer fue presente.

¿Cómo podemos comprender algo que no ha
sucedido en nosotros todavía? Aceptando y sintiendo el desapego de nuestros
amigos o seres queridos cuando se marchan, podremos acercarnos a comprender y a
sentir que no los hemos perdido, tan solo están de viaje y viven en otro lugar
donde también un día podremos ir nosotros.

Si se despiden en paz, la paz nos llena, si lo
hacen dulcemente, dulcemente comprendemos que estarán mejor y que ya terminaron
su recorrido junto a nosotros. Si la vida nos impide despedirnos de ellos no
nos queda más que  recordar todo lo bueno
que hemos vivido junto a ellos. Ya sé que entenderlo resulta difícil, casi
imposible, no hay ni que intentarlo, solo aceptarlo,  de esa forma lo podremos comprender un día y esa
comprensión siempre será enriquecedora.

Este año nos desapegamos con cariño y
agradecimiento de varias personas cercanas que junto a nosotros caminaron en
busca de la paz, ellas ya lograron la paz eterna.

Mientras tanto agradezcamos su compartir, sus
sonrisas y su valor, su vida en la nuestra. 

Hasta siempre Ana María y María Antonia

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