Girasol… calor artístico

Bastantes días después de visitar la hermosa
exposición de Sorolla, todavía resuenan en mi memoria las palabras de algunas
de sus cartas: 

“Yo pinto
siempre con los ojos”
, decía Sorolla, y no es esta una afirmación menor; el,
concibe la representación como un desvelamiento del mundo a través de la
mirada; desde ella se extrae la “verdad” de la naturaleza: “… pues el esfuerzo
general es hacer la verdad con sinceridad y gran vigor…”
 

«Bendito sol,
que amo cada vez más….»
 
“Pintar al
sol”
decía;  y no le acobarda el sol intenso, el pleno sol, sino que le produce
un estado de exaltación: 
“Deseo salga
el sol mañana y entre en calor artístico…”
 

Y resuenan con fuerza sus palabras al ver el
milagro diario de la naturaleza en el jardín. Un girasol gigante ha ido creciendo
silencioso y seguro buscando el sol, un sol caliente y fuerte después de una
primavera especialmente húmeda. Un girasol que alberga en su tallo siete o
nueve pequeños girasoles que en su búsqueda de luz están a punto de crecer como
el primero.

Como su nombre indica el girasol gira buscando la
energía del sol, lo necesita, lo busca para crecer y desarrollarse y también para morir con él
transformándose en semilla. No sé muy bien como irá evolucionando pero me
maravillo de su altura, de su belleza, de sus minuciosas formas y dibujos
sincronizados en un mismo ritmo de búsqueda de luz solar. Intento  contagiarme de esa intensidad y vigor que
Joaquín Sorolla sentía y también de este girasol sencillo y callado que muestra
en su sencillez la belleza de la luz. Intento mirarlo con ojos que no quieren
ver sino sentir, sentir su belleza para contagiarme y buscar la luz con su
misma decisión y firmeza. Es recomendable contagiarse de belleza, de la que nos
entrega día a día la naturaleza, es bueno y diría que produciría una necesaria
gripe para sentir y experimentar la vida desde una mirada profunda y hermosa.

Observo las pinceladas de Sorolla y se llenan
también mis pupilas de luz, color, y pasión. Al observar despacio la belleza
del girasol en lo alto de una escalera, entre sus formas descubro, cerca ya de
sus pétalos, dos o tres círculos de estrellas y me maravillo de nuevo, nunca
hasta hoy lo había observado y siento la unión del girasol con la noche, la noche
y el día, el sol y las estrellas. Movimiento armónico de la naturaleza en su
más pura armonía. 
!!!Contagiémonos¡¡¡

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