lugares cargados de vibración elevada.
Penetrantes y bellos permisos envueltos en armónicos
colores-notas fundiéndose en los corazones entre emotivos relatos. Historias
conocidas en la experiencia propia que la vida misma nos obliga a vivir.
Experiencias de todos los colores para aprender de la vida y en la vida.
matices diferentes más allá de normas, culturas o tradiciones, más allá de
creencias colores y razas, más allá de épocas y disfraces, más allá de
diferentes lenguajes creativos.
dejar que los recuerdos te arrastren, sin dejar que las emociones te embarguen?
fuera y disfrutarlas en un encuadre privilegiado nos permite descubrir la
belleza que en ellas se encierra. Incluso sentir que nuestras propias historias
también estaban o están envueltas en la belleza y la armonía que la luz nos
entrega a través de los colores. Colores-Luz que nos acompañan en todo momento
permitiéndonos comprender en el aprendizaje diario que las normas las podemos
crear de acuerdo a nuestro sentir.
puntualmente atrevidas creadas por uno mismo, normas, pautas, esquemas…
r más, no más normas rígidas,
culturales o sociales que impiden creer en nosotros mismos. Las pautas o normas
creadas desde la ética personal, respetuosa y profunda apoyan nuestro sentir.
Estas normas nos ayudan, nos reconfortan y nos dan la fuerza para ser nosotros
mismos y desarrollar nuestro camino en orden.
permitió disfrutar del eterno e inagotable lenguaje de la música y la voz a
través de la ópera de Bellini “Norma”. Nos permitió sentir, palpitar,
emocionar, disfrutar de la belleza durante unas horas en el maravilloso y
cálido encuadre del Gran Teatro del Liceo. Privilegiadas voces de Sondra
Radvanovsky como Norma y Ekaterina Gubanova como Adalgisa fundiéndose en duetos
magníficos expresando una vez más el amor, la pasión, el valor o el desamor y
el odio, el dolor, el perdón, la aceptación o reconciliación.
detenerse por unas horas en lugares especialmente bellos para observar, sentir
y escuchar la vida con otra mirada que nos permita comprendernos más y
sentirnos agradecidos. Una mirada profunda que nos lleve a recordar nuestras
propias normas de respeto y armonía.