El tiempo

El tiempo pasa deprisa y al mismo tiempo se
detiene en cada instante para ser eterno.

El tiempo pasa, sin ser conscientes de que el
tiempo no es tan importante como nos aferramos a creer.

 
El tiempo me lleva a disfrutar del segundo y,
entre segundos, siento y doy gracias. El tiempo me permite vivir intensamente
y, aunque el tiempo del cuerpo anote cada noche un día más, mi corazón sonríe
por lo que fue, lo que es y también por lo que traiga.

Un tiempo para todo y todo el tiempo en un
instante, a veces lejano, otras olvidado y quien sabe cuántos harán falta para
que nada perturbe la eternidad del tiempo presente.
Mientras tanto aparecen recuerdos, personas
queridas o añoradas, sorpresas inesperadas, comprensiones e incluso
atrevimientos sin razón posible y… sonrío, el tiempo pasa deprisa aprendiendo a
vivirlo intensamente.

El tiempo no se mide en el espejo ni en la
fotografías, tampoco en el carnet de identidad, el tiempo no tiene medida de
tiempo real. Fuera, el tiempo corre desesperadamente, dentro, el tiempo se
llama sentir, respirar, comprender.

El tiempo vacío de prejuicios avanza sin
miramiento alguno, mejor dejarlo ir sin deseos vanos de un tiempo que no se
sabe si llegará.

El tiempo es libre por eso no mira hacia atrás
ni hacia adelante, la libertad total del infinito presente.

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