Recuperar el propio lenguaje escrito

Muchas veces me doy cuenta que sería muy fácil
copiar frases de textos que estás leyendo y descubro que muy a menudo, las
personas usan o usamos a veces sin ser demasiado conscientes, y se apropian las
palabras escritas por otros sin reparo alguno. Podemos sentirnos en total
sintonía con algunos textos, frases, o escritos, pero de ahí a copiarlos hay una larga
distancia que raya la falta de respeto, de no ser que se nombre al autor de
tales palabras.

Cuando alguien en mis clases de arte, copia alguna
pintura o texto, le invito a que anote el título del autor y lo escriba al
dorso por respeto hacia lo ya creado, haciéndoles reflexionar sobre el tema. Después
también le invito a que sea el mismo el que se atreva a expresar con sus
palabras su sentir y lo haga desde su diferente y especial expresión creativa.

Una frase o un texto nos lleva a sentir su
contenido, que seguramente podremos comprenderlo desde nuestra propia
perspectiva y experiencia, así pues si sentimos necesario compartirlo tenemos
dos opciones; copiarlo y añadir su autor o tomar el contenido y expresarlo bajo
nuestra visión y propio lenguaje creativo. Es magnífico que divulguemos las
frases, textos o manifestaciones especiales que nos aportan belleza o verdad para
que otras personas también puedan beneficiarse, pero vigilemos al hacerlo y
respetemos a sus autores. ¿Cuántas veces hemos caído en copiar alguna música
sin haber comprado el CD? ¿Cuántas veces las hemos usado sin ser conscientes de
que no son nuestras?

Cuando copiamos las palabras escritas de otras
personas sin nombrarlas estamos, sin ser conscientes, usurpando sus
sentimientos o pensamientos. Sentir muy especial y particular que se han
atrevido a mostrar desnudándose de miedos y resistencias. 
¿Nos damos cuenta realmente de que hay que valorar
su esfuerzo y atrevimiento?.

Hoy se usa, se copia y se apodera con excesiva libertad
o más bien sin casi ninguna toma de respeto consciente el trabajo de otras
personas y sobre todo sin ninguna reflexión de que eso, es falta de respeto,
falta de ética y falta de valoración.

Todo está permitido en este siglo que vivimos,
todo parece válido y, sin darnos cuenta, nada se acabará haciendo por la propia
creación individual y diferente pues las personas poco a poco van dejando de
creer en ellos mismos y, todo, hasta lo más valioso, perderá su valor por su
inconsciente y devastadora utilización.

Solo se salvan algunos humanos que evidentemente
cuidan, respetan y están atentos para que no los arrollen y los pisoteen. Y se
salvan porque no tienen miedo a expresarse porque saben que en ellos está la
fuente de la expresión creativa y esa fuente es inagotable y como creen en
ellos mismos siempre permanecen en estado creativo renovándose sin preocuparse
de ser copiados, pues ¿acaso sea ha olvidado que todos somos diferentes?

Qué pena que se haya perdido y, muchas veces olvidado,
el sentido creativo personal, innato y especial que todos tenemos. Debemos de utilizarlo,
sin dejar que nos arrolle este movimiento social de absoluta globalización,
donde nadie es nadie excepto dos o tres. Mejor seguir siendo nosotros mismos,
auténticos, aunque eso no nos lleve a grandes hazañas de cara al exterior. La
mejor hazaña será la nuestra.

Hay que vigilar la propia divulgación, si es que
se quiere divulgar, para protegerse de la selva mediática en la que vivimos y
usarla tan solo en la medida justa y necesaria, solo en la medida adecuada para
cada uno.

Expresemos valientemente y respetemos a todos los
que lo hacen, de esa forma nos estaremos respetando a nosotros mismos.

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